Mañana con El País podéis conseguir una antología del poeta Blas de Otero.
En la obra del poeta se distinguen claramente dos etapas, una primera, profundamente religiosa, y la segunda, existencial y social, y para todos.
A su primera poesía (1942) corresponde Cántico espiritual, dedicado a San Juan de la Cruz. Años más tarde publicaría Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia (1951), libros que bajo el título de Ancia, palabra formada por la primera sílaba del primero y la última del segundo (1950), son un grito de alerta en medio de la desolación de ambas posguerras. Dámaso Alonso dice de él: "Otero es quien con más lucidez que nadie ha expresado los datos esenciales del desarraigo. De ahí es donde brota todo este canto frenético y a jirones. Poesía del hombre frente a la muerte y el vacío, pero también poesía del amor y de la esperanza". Hay poemas religiosos, pero dirigidos a un Dios a la vez deseado e incomprensible al que lanza súplicas sin obtener respuesta.
Otero expresa su vacío interior ante la desolación del mundo y esa falta de contestación. En esta angustia su poesía se hace social y cambia de registro para encontrar la respuesta en la palabra. Y lo hace con Pido la paz y la palabra (1955) y En castellano (1960), donde escribe para la "inmensa mayoría" y donde la lucha social, real y concreta, es la respuesta. Blas de Otero, al creer en los hombres, recobrará la esperanza y decidirá escribir definitivamente para el hombre, conectando así con la poesía social. Le seguiría Que trata de España (1964). Expresa su anhelo de paz, su ansia de libertad y la esperanza de un futuro distinto para el mundo, pero particularmente para España, utilizando un lenguaje sencillo, que sin dejar de ser poético llegue a cuantos más, mejor. Luchador antifranquista, su obra fue censurada, tuvo que publicar fuera de España durante años. En Cuba escribió Historias fingidas y verdaderas (1970). Murió en Madrid, en 1979.
A su primera poesía (1942) corresponde Cántico espiritual, dedicado a San Juan de la Cruz. Años más tarde publicaría Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia (1951), libros que bajo el título de Ancia, palabra formada por la primera sílaba del primero y la última del segundo (1950), son un grito de alerta en medio de la desolación de ambas posguerras. Dámaso Alonso dice de él: "Otero es quien con más lucidez que nadie ha expresado los datos esenciales del desarraigo. De ahí es donde brota todo este canto frenético y a jirones. Poesía del hombre frente a la muerte y el vacío, pero también poesía del amor y de la esperanza". Hay poemas religiosos, pero dirigidos a un Dios a la vez deseado e incomprensible al que lanza súplicas sin obtener respuesta.
Otero expresa su vacío interior ante la desolación del mundo y esa falta de contestación. En esta angustia su poesía se hace social y cambia de registro para encontrar la respuesta en la palabra. Y lo hace con Pido la paz y la palabra (1955) y En castellano (1960), donde escribe para la "inmensa mayoría" y donde la lucha social, real y concreta, es la respuesta. Blas de Otero, al creer en los hombres, recobrará la esperanza y decidirá escribir definitivamente para el hombre, conectando así con la poesía social. Le seguiría Que trata de España (1964). Expresa su anhelo de paz, su ansia de libertad y la esperanza de un futuro distinto para el mundo, pero particularmente para España, utilizando un lenguaje sencillo, que sin dejar de ser poético llegue a cuantos más, mejor. Luchador antifranquista, su obra fue censurada, tuvo que publicar fuera de España durante años. En Cuba escribió Historias fingidas y verdaderas (1970). Murió en Madrid, en 1979.
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