sábado, 28 de marzo de 2009

Cartas de la guerra

Parece que todos los caminos lectores del año nos lleven a las cartas. En El País de hoy aparecen fragmentos de cartas de fusilados por el franquismo. Hoy sus hijos y nietos responden a esas cartas.
En sus últimos instantes, pendientes sólo ya de escuchar a los asesinos cargar sus fusiles, decenas de hombres se agarraron a la vida, a los que les sobrevivirían, con un papel y un lápiz. "Queridos hijos, estoy viviendo las últimas horas de mi vida y pienso en la vuestra", escribió Germán Paredes; "Abel, hijo mío, cuando escribo estos renglones delante de tu foto...", se despedía Ricardo Zabalza. Con serenidad desarmante manifestaron sus últimos deseos -"No le des a mi nena un padre que sea malo"- e incluso se acordaron de lo de menos -"Te mando el monedero con seis pesetas"-. Sus esposas no pudieron ir a recoger sus cuerpos, escribir su nombre en una lápida o en muchos casos, y durante mucho tiempo, recordarles en voz alta. Pero guardaron como un tesoro aquellas cartas, que llegado el momento, leyeron a los hijos y después a los nietos. Aquellos últimos mensajes defendieron el hueco dejado por sus dueños y alimentaron durante años su recuerdo. Hasta hoy.
Si quieres leerlas, ve a este enlace:
Salud y memoria.

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